Para nadie es un secreto que la crisis que vive Venezuela ha llevado a sus pobladores a buscar mejor presente y futuro en otras fronteras. Desde nuestra vecina Colombia hasta La Patagonia y partiendo desde la ciudad de Panamá hasta la fría Ottawa, capital de Canadá, el gentilicio venezolano ha dicho presente, más por la obligación de encontrar una vida mejor que por el hecho de emigrar por gusto.

El venezolano ha llevado su trabajo a estas nuevas fronteras, buscando aportar lo mejor de sí en agradecimiento a la nación que le abre las puertas. La profesión futbolística ha sido una delas que ha cobrado más fuerza últimamente, debido a la evolución de nuestro balompié nacional y a la accesibilidad de los clubes del exterior para reclutar futbolistas venezolanos, quienes ven en sus ofertas una excelente oportunidad para encontrar mejor calidad de vida y brindar a sus familias un apoyo sustancioso.

Pero no todo es belleza pura al ser contratado por un club del exterior. Las mentes cortas todavía existen  y tristemente se proliferan, aún en una época moderna en la cual los prejuicios no deberían ser la principal percepción hacia alguien que es distinto, que piensa diferente o que tiene otro origen. Y son estas mismas mentes cortas las que disfrutan poniendo barreras, ofendiendo y descalificando, con base en los prejuicios que la azotan cual enfermedad y en esas diferencias generales, a través de un arma llamada xenofobia.

Esta vez le tocó a Luis Manuel Seijas recibir esta clase de insultos, por el simple hecho de ser venezolano, a manos del futbolista del club La Equidad de Colombia Cristian Palomeque, quien según el mismo Seijas lo llamó “venezolano de mierda”.  El joven Palomeque, nacido en 1994 en la ciudad de Medellín, quizás era muy joven para saber que durante su niñez Venezuela recibió a muchos de sus coterráneos, debido a la violencia que azotaba a su país y precisamente a su ciudad sumida entre guerrilla, narcotráfico y paramilitarismo. Pero sin ánimos de “cobrar” de alguna manera esta acción, también hay que recordarle al señor Cristian que ese “venezolano de mierda” es capitán de un equipo de su país, fue escogido Mejor Jugador de la Copa Sudamericana que conquistó con su club en 2015 y que, más allá de sus logros, es un ser humano igual a él y que merece el mismo respeto  que ofrece.

Pero no es la primera vez que este problema incide en el entorno mediático del futbolista venezolano en el exterior. En 2018, Arquímedes Figuera fue sentenciado por la propia hinchada de su club, Universitario de Perú, tras ser expulsado durante un encuentro. Su fanaticada lo mandó a “vender arepas” a lo que el jugador respondió haciendo alusión al orgullo que implica para él ser venezolano, y que si debe vender arepas lo hace sin problema.

Meses después, durante el Sudamericano sub-20 de Chile 2019, el lateral Pablo Bonilla fue llamado “muerto de hambre” por Nicolás Díaz, durante la victoria de Venezuela ante Chile  por 1-2 y haciendo alusión a la crisis de Venezuela. Más allá de lo terrible del acto xenófobo, el hecho de utilizar la penuria de un pueblo entero para insultar a alguien identificado con ese mismo pueblo, deja mucho que desear sobre la humanidad del joven Díaz, quien, días después, pidió perdón públicamente por la acción.

¿Somos nosotros el problema? Se opina lo contrario. El problema reside, como se mencionó anteriormente, en la existencia de prejuicios e ideas que infectan la mente de quienes se dedican a descalificar a los demás por su origen o características, en aquellos quienes carecen de la educación, cultura y conciencia suficiente para entender los problemas de los demás y el impacto de dichos problemas en el entorno.

Curas para el desastre xenófobo hay muchas. Leer, comprender y razonar desde el interior. Sin embargo, el entorno futbolístico, la verdadera solución está en entender que el deporte debe ser usado como arma para derrotar esta clase de desastres, no como un medio para propagarlos y agigantarlos. Se espera que, algún día, los personajes que se dedican a difamar partiendo de las raíces o características de otro individuo, internalicen y entiendan esta solución.

Gabriel Neuville
@GaboNeuville
Caracas

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